Conmovedoras escenas se vivieron en los prados de la Sabana de Bogotá donde se celebra el Festival Estéreo Picnic, al conocerse la noticia del deceso de TAYLOR HAWKINS, baterista de la banda Foo Fighters, que debía presentarse anoche en ese lugar. Los asistentes al evento, fanáticos de la banda, enmudecieron ante el primer anuncio de que la agrupación no se presentaría, pero no sospechaban que la razón era tan devastadora.
A los pocos minutos, el presentador del Festival vuelve a intervenir, confirmando la partida de este mundo, del legendario músico, que a pesar de los esfuerzos de médicos que alcanzaron a llegar a las instalaciones del Hotel Casa Medina donde se hospedaba la banda, no consiguieron que Taylor Hawkins sobreviviera.
Las primeras hipótesis apuntan a una complicación cardíaca derivada de la altitud de Bogotá, que, al estar ubicada en el altiplano Cundiboyacense de Colombia, a 2600 metros de altura, generalmente produce el comúnmente llamado Soroche, y que afecta a gran parte de los visitantes, a unos con mayor gravedad que a otros, igual que quienes vistan en América Latina, El Cuzco, o La Paz, y otros tantos lugares engastados en la gran cordillera de Los Andes. Sin embargo, a manera de especulación, se habla del consumo de estupefacientes, que sumado al mal de altura, habrían hecho colapsar su sistema cardiorrespiratorio.
Es muy triste la noticia y lamentable el hecho de que una vez más Colombia se visibilice como el país de las drogas, pero es justo también reconocer, que la mayor población de consumo está en los países como estados Unidos y algunos de Europa, donde el mercado de estupefacientes obtiene los más grandes réditos. De manera que es inaceptable estigmatizar a un país, cuando la responsabilidad de comprar y consumir es personal. Habrá que esperar el dictamen de medicina Forense, para tener claridad sobre las verdaderas causas de tan lamentable muerte.
Mientras tanto, con velas, luces de encendedores y entonando las canciones más recordadas de Foo Fighters, el público despidió de manera simbólica a este gran músico que, a sus 50 años, era un referente del Rock en el mundo entero y su particular performance hacía las delicias de grandes y chicos, que le seguían e intentaban imitarle, al ser de los pocos en el mundo que cantaba mientras tocaba magistralmente la batería. Paz en su viaje y consuelo a los millones de seguidores que hoy lloran la partida de TAYLOR HAWKINS.